Los combustibles fósiles son la principal fuente de energía. Las viviendas constituyen un 35% del consumo total de energía del país. Esa energía debe obtenerse de alguna fuente y, en torno a un 80% proviene de combustibles fósiles como el gas natural, el petróleo y el carbón. Esto genera una enorme cantidad de gases de efecto invernadero como el CO2. El sector residencial es el responsable de aproximadamente el 20% del total de emisiones de efecto invernadero, lo que en un año representa unas 112 millones de toneladas métricas.
Tenemos una oportunidad real. Si climatizamos nuestros hogares de una forma más sostenible, podremos reducir nuestras emisiones de CO2 en una proporción significativa y frenar el cambio climático. Este cambio hacia un suministro más sostenible es lo que conocemos como transición en climatización. Para lograrlo, es necesario sustituir los sistemas basados en el consumo de combustibles fósiles y, cuanto antes, mejor. Una enorme tarea ya que, a fin de cuentas en torno a 19.2 millones de este tipo de sistemas están instalados en nuestros hogares.
Mientras que los sistemas de climaticación cuyas fuentes de energía son combustibles fósiles, tecnologías como la aerotermia nos ayudan a reducir emisiones de CO2. De hecho, hasta 2.3 toneladas al año si lo comparamos, por ejemplo, con un sistema de calefacción de gasoil. A modo de ejemplo ilustrativo, esto equivale a las emisiones de CO2 de un viaje en un coche compacto a través de todo el continente americano desde Alaska hasta Chile.
La buena noticia es que ya tienes a tu alcance alternativas más sostenibles . de calor es la mejor opción tanto si tienes un proyecto de reforma o de nueva construcción. Esta tecnología toma en torno a un 75% de la energía que consume del ambiente. Si el 25% restante proviene de energías limpias como la que se obtiene de una instalación solar, tu sistema de climatización es cero emisiones.