El poder calorífico de una sustancia o combustible se conoce como la cantidad de calor que se genera, por kilogramo o metro cúbico de esa sustancia, al oxidarse de forma completa. El poder calorífico siempre se mide por unidad de masa o unidad de volumen de combustible que se ha oxidado (quemado). Cuanto mayor sea el poder calorífico de un combustible, menor cantidad de éste utilizaremos.
En realidad, el poder calorífico de cada combustible tiene siempre el mismo valor, sin embargo, en la práctica común se han definido dos valores: poder calorífico superior (PCS) y poder calorífico inferior (PCI). Se utiliza el término “poder calorífico superior” para referirse al calor total generado en la reacción de combustión, mientras que “poder calorífico inferior” se refiere al calor que se puede aprovechar realmente, excluyendo la energía de condensación del agua y otros procesos menos significativos. A medida que aumenta la cantidad de hidrógeno en la composición química del combustible, también se amplía la diferencia relativa entre estos dos tipos de poder calorífico.