Los cronotermostatos son reguladores más precisos que los termostatos convencionales y ayudan aún más a ahorrar en la factura energética. Con ellos se controlan dos elementos clave:
Temperatura de inercia: se trata de los grados mínimos que puede alcanzar tu hogar, independientemente de las condiciones externas o climatológicas. Esta temperatura depende siempre de los materiales con los que se ha construido, el aislamiento o incluso el tipo de suelo sobre el que se asienta.
Temperatura de confort: Es aquella en la que te sientes a gusto en casa, los grados ideales que para ti suponen una sensación térmica cómoda y agradable.
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